Nosotros tenemos la alegría de nuestras alegrías y también tenemos la alegría de nuestros dolores. Porque no nos interesa la vida indolora que la civilización del consumo vende en los supermercados. Y estamos orgullosos del precio de tanto dolor que por tanto amor pagamos. Nosotros tenemos la alegría de nuestros errores, tropezones que muestran la pasión de andar y el amor al camino. Tenemos la alegría de nuestras derrotas, porque la lucha por la justicia y la belleza vale la pena también cuando se pierde. Y sobre todo, tenemos la alegría de nuestras esperanzas en plena moda del desencanto, cuando el desencanto se ha convertido en articulo de consumo masivo y universal. Nosotros seguimos creyendo en los asombrosos poderes del abrazo humano. Eduardo Galeano.

miércoles, 20 de abril de 2011

"Rancho"

Ya son reiteradas las veces que nos han sugerido o preguntado por el nombre del auto. “Como lo llaman?” “Como le van a poner?” “Ese auto pide a gritos un nombre!”…Sin saber la respuesta, pensábamos que el nombre llegaría solo. El viaje iba a traernos el nombre indicado y con un significado y una razón de ser. El nombre llegó, y lo apodamos “Rancho”. La explicación a lo mejor es redundante, pero para los mas perezosos o faltos de imaginación, la razón es porque el 12 como hemos dicho anteriormente es ahora nuestro hogar y refugio. Acá se nos ocurren las mejores ideas, y las mas tontas también. Acá lloramos, nos reímos mucho y también discutimos. Decidimos donde ir, que comer, cocinamos incómodamente, pero cocinamos a pesar de todo, y es también el lugar donde últimamente pasamos las noches. Es como estar en primera fila en un gran teatro, cuando tomamos mate mirando por el parabrisas paisajes que nos deslumbran, y cuando estamos en la ruta es nuestra pantalla de cine mega-archi-3D.
Es donde corremos rápido cuando empieza a chispear, cuando tenemos los pies helados y cuando el viento no nos deja ni caminar. Acá escribimos, leemos y escuchamos la radio. Acá guardamos el manojo de cosas que trajimos, que por ser “cosas” ocupan bastante espacio.
Sufrimos con cada uno de sus ruiditos, nos duelen como a él cada pozo y los tramos de ripio difíciles y festejamos con orgullo cada pendiente empinada que logra subir agitado.
Es un lugar diminuto para nuestras largas piernas, pero el más importante desde que salimos de casa. Es sin dudas nuestro Rancho con ruedas.

Mirando el horizonte en la 40




Operación rescate

Estuvimos casi una semana en la ciudad de Perito Moreno, fueron días productivos en varios sentidos. Mandamos a hacer cortinitas para el auto, que pagamos en forma de trueque con algunos cuadernos. Quedaron atrás los días de toldería gitana en que colgábamos toallas o cualquier trapo que estuviera a mano para cubrir las 7 ventanas que rodean el auto. Nunca pensamos que unas simples cortinas nos iban a poner tan contentos!
Por otro lado, Ser consiguió un trabajito express en una lavandería, y eso nos obligo a quedarnos un par de días más. Concluidas nuestras tareas y obligaciones pasajeras continuamos viaje.
Hicimos una corta visita al pueblo vecino “Los Antiguos” cerca de la frontera con Chile . Visitamos allí varias chacras, sus dueños amablemente abren las puertas a todo aquel que quiera visitarlas. Cual “Pedro y Heidi” (como nos apoda mamá), caminamos por sus cultivos, tomando “prestadas” algunas ciruelas, frutillas manzanas y frambuesas. Comer los frutos sacados directamente de su propia planta, tienen definitivamente otro sabor, podemos asegurarlo.
Pasamos la noche a orillas del lago Buenos Aires, bajo un cielo de millones de estrellas de esas que nunca vemos en las noches iluminadas de la ciudad.
Antes de dormirnos escuchamos un ladrido, nos pareció extraño, porque no había nadie más que nosotros en el lugar, pero al estar tan oscuro tampoco pudimos corroborar de donde venia el sonido.
A la mañana siguiente lo comprobamos, una perrita divina que había estado toda la noche merodeando por la playa seguía ahí, ladrándole a las pequeñas olas del lago, o vaya a saber uno a que…
Estaba sucia, y con las tetitas hinchadas de haber parido recientemente. No había rastros de algún dueño, por lo que obviamente dedujimos que estaba abandonada. Decidimos llevarla a algún lugar mas seguro, y sin pensarlo retrocedimos 30km. volviendo a Los Antiguos para pedir ayuda.
Recorrimos todo el pueblo en un intento fallido de ubicar a la veterinaria del pueblo. Nunca la encontramos, pero en el destacamento de bomberos (nuestro último manotazo de ahogado) nos recibió Claudio, que se apiado de nosotros y de la pichicha. Claudio se quedo con ella, con la promesa de ayudarnos a conseguirle una familia que la cuide y la quiera.
Nos fuimos tranquilos, sabiendo que habíamos hecho lo correcto, pero con ese sabor amargo de no entender cómo puede haber gente tan vacía de alma. Nos contaron que mucha gente abandona sus mascotas en este lugar, y que es algo “normal”. No podemos aceptar como normal que se piense a un animal como un objeto descartable. Es algo que duele, y nos indigna, pero al menos sabemos que la historia de esta perrita va a tener un final un poquito más feliz.


"Sergio, dame pan, dame pan!"






La manzana más pequeña del mundo!



Las cortinitas nuevas

Como un mensaje divino, a veces las enseñanzas se encuentran donde uno menos lo espera, esta vez en una vidriera de un negocio de repuestos en Perito Moreno.


Diseño Prehistorico

Soy diseñadora, y hasta me da algo de pudor decirlo, siempre sentí un dejo superfluo y frío en esta palabra. El diseñador no es más que un comunicador visual, pero ese término me hace sentir mas cómoda. En este momento de la historia en el que me toco nacer, casi todo está atravesado por lo visual, lo estético, lo diseñado, y en mi opinión de forma sumamente excesiva. Quizás sea por eso el conflicto que me genera mi profesión.
Pero visitar la Cueva de las Manos, me hizo dar cuenta que, dejar huellas graficas es, digamos, algo inherente a la naturaleza humana. Ya sea un cuadro de Picasso o un garabato en el anotador del teléfono, todos dejamos alguna vez nuestra impronta grafica.
Se ve que todos tenemos esa necesidad de dejar rastros, que nuestro pasaje fugaz por este mundo quede manchado con algo nuestro. Como una forma de registrar que “yo estuve aquí” o “yo existí”.
Siempre me detuve a pensar en eso…que quizás dentro de 100 o más años, sin rastros de lo que fue nuestra vida, para el mundo sea igual que hayamos existido o que no… Y que miles de millones de personas que existieron quedaron atrás y se esfumaron para siempre.
El arte en todas sus formas deja huellas, que al menos nos dejan imaginar o fantasear con vidas ajenas pasadas. Cada mano pintada en las piedras del cañadón del Río Pinturas fue una vida, un chico, una mujer o un hombre, con las mismas necesidades y sentimientos que hoy tenemos nosotros. Sin internet, ni zapatillas, ni mesas ni sillas para sentarse a comer, sin mp3, ni radio, ni autos, pero si con inquietudes, con historias que contar y la misma necesidad de dejar huella.






La famosa mano de 6 dedos

Cañadón del Rio Pinturas




Un Choique corriendo por su vida
Un día después de realizar nuestro primer tramo de ripio de la ruta 40, la más temida y mítica del país, supimos que detrás nuestro nos venían siguiendo los pasos una caravana de modernas camionetas, del estilo Hilux, Amarok y otras especies 4x4. Al día siguiente las vimos llegar, llevaban calcomanías enormes que decían "Desafío Ruta 40" y tras ellas venían otras con trailers repletos de ruedas y repuestos varios. Disculpen señores, no queremos pecar de vanidosos, pero desafío y con mayúsculas es el nuestro!

viernes, 1 de abril de 2011

Pichones de andinistas

Dejamos Calafate, una ciudad muy pituca y también bastante cara.
De todas formas, tuvimos una estadía de 3 días muy económica ya que nuestro hospedaje viene siendo el auto (no volvimos a dormir en la carpa desde Ushuaia). El auto es nuestro refugio en estas noches de viento y frío sureño al cual no estamos para nada acostumbrados. Él es nuestro dormitorio, la cocina y el living-comedor.
La aventura es linda, pero la verdad pura es que a veces también tenemos frío y nos duele el cuerpo, y eso nos pone de muy mal humor. Luchamos contra eso, y ya sabemos que “calavera no chilla” pero solo queremos dejar documentado que no todo es color rosa en esta historia que elegimos vivir. Lo bueno es que la necesidad da ideas, y ya estamos diseñando mentalmente todos los cambios que queremos hacerle al auto para que sea más confortable.
Retomando, dejamos Calafate y llegamos al Chaltén, “La capital nacional del Trekking”.
Llegamos un día de mucha tormenta y no había mucho que se pudiera hacer, y después de un mes y 10 días de no ver una cama, decidimos pasar la noche en un hostel y darnos un respiro.
Dos días después, el sol se digno a asomarse, y aunque nevaba un poco al despertarnos, emprendimos la caminata… Fue el primer día de aventura, 6 horas de trekking en la montaña para ver el paisaje “extraterrestre” de la Laguna Torre. Niebla, nieve, y hielos deformes… era como un desierto paranormal! Fue también el bautismo de Ser con la nieve, pudimos jugar a la guerra de pelotazos y retroceder a la infancia por un rato.
De regreso nos hicimos los duros y dormimos nuevamente en el auto y al día siguiente hicimos el sendero al mítico Fitz Roy. Con ayuda de algunos analgésicos que disimularon los dolores y un poco de control mental logramos terminar el recorrido de 8 horas (25km) con pendientes y nieve hasta las rodillas. Contando con un estado físico lastimoso y experiencia en montaña nula, hay que hacer un ejercicio mentiroso y pensar todo el tiempo “falta poquito”, sabiendo en el fondo que quedan horas por caminar…esa fórmula no falla.
Volvimos destrozados, casi sin poder caminar, mojados, con unos cuantos culipatines forzosos en nuestro haber y llenos de imágenes increíbles que no vamos a olvidar nunca.

El cerro estuvo tapado casi todo el recorrido, las nubes se encajonan en las simas y se estancan cubriendo toda la visibilidad, por eso los aborígenes lo llamaban “Chaltén”, que significa “montaña humeante”. A pesar de eso, cuando estábamos volviendo el cielo se abrió y vimos al fin al majestuoso Fitz! Aquí van algunas fotos, pasen y vean…

La "Laguna de los 3"





 


¡Feliz bautismo!











El Fitz Roy, al fin despejado.













La "Laguna Torre"




Zona de huemules


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