Nosotros tenemos la alegría de nuestras alegrías y también tenemos la alegría de nuestros dolores. Porque no nos interesa la vida indolora que la civilización del consumo vende en los supermercados. Y estamos orgullosos del precio de tanto dolor que por tanto amor pagamos. Nosotros tenemos la alegría de nuestros errores, tropezones que muestran la pasión de andar y el amor al camino. Tenemos la alegría de nuestras derrotas, porque la lucha por la justicia y la belleza vale la pena también cuando se pierde. Y sobre todo, tenemos la alegría de nuestras esperanzas en plena moda del desencanto, cuando el desencanto se ha convertido en articulo de consumo masivo y universal. Nosotros seguimos creyendo en los asombrosos poderes del abrazo humano. Eduardo Galeano.

jueves, 25 de octubre de 2012

Caída Libre

Antes de la primer partida al sur inaugurábamos este blog con la primer entrada titulada “miedo a lo desconocido” un mar de incertidumbre nos inundaba en ese entonces, y ahora algo similar nos vuelve a invadir la emoción.
No voy a negarlo también ahora tenemos miedo y bastante… es un estado tan inherente al ser humano como al animal, como sentir hambre o sed. Supongo que es como un instinto de supervivencia o algo por el estilo, pero si algo aprendimos es que si le das demasiado espacio al miedo, este, en vez de protegerte te mata. No hay cosa que me dé más miedo que haber desperdiciado el tiempo pasivamente. Dejarlo pasar, como si los días fueran hojas de una revista aburrida y sin contenido. Eso me aterra. 
Distinto del miedo es el vértigo, la adrenalina que te da esa cosquilla indescriptible en la boca del estomago que sube y baja como un duende travieso que se apodera de tus entrañas. Eso se acerca más a lo que hoy nos pasa…
Me recuerda al primer día de escuela primaria, cuando llegábamos todos impolutos, planchados de la cabeza a los pies. Todo olía a nuevo, los útiles, los amigos, las maestras. Expectantes del universo que se abría ante nuestros ojos, mirando hacia arriba, el mundo en contrapicada, con ganas urgentes de soltar la mano que nos protegía y a la vez con mucho temor de hacerlo.
Hoy veo el mundo desde otra perspectiva, por momentos me encuentro en contraposición a mi escasa visión de infancia, como en un precipicio, cara al viento, a punto de arrojarme al vacio en caída libre. Dejar lo seguro, lo cómodo y lo predecible se siente como un gran salto al vacío. No hablo de un acto suicida, sino de todo lo contrario. Como una acción de libertad pura. Y la libertad como valor fundamental para transitar por este mundo es el item número uno en mi lista de prioridades, y creo al fin y al cabo que es eso lo que estamos yendo a buscar.
No digo que viajar sea la única manera, hablo de hacernos cargo y responsables de llenar las hojas de esa revista. De cada uno depende comprar la edición ya impresa y saber lo que va a pasar a cada vuelta de página, o escribir su propia historia. Mínimamente invito a cada uno a preguntarse porque hace lo que hace y permitirse cuestionárselo y darse cuenta de que somos totalmente libres de elegir cuantos caminos se nos ocurran, aunque nos hagan creer que las opciones caben en los dedos de una mano.


Ilustración de Nate Williams



1 comentario:

  1. QUE HERMOSAS PALABRAS! EL MIEDO ESTA SIEMPRE....NOS DA PELEA... PERO LE GANAMOS CHICOS, LE GANAMOS!!! :)

    AGUSTINA BIDINOST

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