Nosotros tenemos la alegría de nuestras alegrías y también tenemos la alegría de nuestros dolores. Porque no nos interesa la vida indolora que la civilización del consumo vende en los supermercados. Y estamos orgullosos del precio de tanto dolor que por tanto amor pagamos. Nosotros tenemos la alegría de nuestros errores, tropezones que muestran la pasión de andar y el amor al camino. Tenemos la alegría de nuestras derrotas, porque la lucha por la justicia y la belleza vale la pena también cuando se pierde. Y sobre todo, tenemos la alegría de nuestras esperanzas en plena moda del desencanto, cuando el desencanto se ha convertido en articulo de consumo masivo y universal. Nosotros seguimos creyendo en los asombrosos poderes del abrazo humano. Eduardo Galeano.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Cuentos de la selva ecuatoriana.

La selva fue siempre una gran incógnita, y creo que una de las fotos mentales con las que salimos de Buenos Aires era de monos y caimanes en un gran follaje verde, y cuando esas imágenes se vuelven reales uno no distingue bien si el cuento o la foto se volvió realidad o si la vida misma es un gran cuento salvaje.
Cuando apenas superaba el metro de estatura recuerdo haberme perdido en los túneles de mi imaginación mientras leía los Cuentos de la Selva de Quiroga. Animales que pensaban, que hablaban, sufrían y sentían con conciencia.
25 años después pude inventar y ver mis propios cuentos en la selva ecuatoriana, “El Oriente” como lo llaman. (Ecuador se divide en tres grandes franjas verticales, la costa, la sierra y el oriente)





























BAÑOS DE AGUA SANTA, ENTRE DIOS Y EL DIABLO.

Baños de Ambato o de Agua Santa es un lugar sagrado, para el religioso simplemente porque allí la virgen de Baños hizo muchos milagros y por eso la ciudad hace honor a su nombre. Para los que somos más reticentes a las creencias también es un lugar para la devoción, porque la naturaleza creo allí un paraíso de agua, que santa o no es el elixir de la vida.
Entre montañas de intenso y oscuro verde surgen manantiales de aguas termales donde la gente acude a relajar o sanar su cuerpo, y toda la ruta que conduce a la ciudad es llamada la ruta de las cascadas que se abren paso una tras otras maravillando a quien las mire.
La más feroz es la cascada El Pailon del Diablo...Este fue más que un paseo, fue toparnos una vez mas con la triste realidad de la ficticia propiedad privada.
La zona de la cascada esta usurpada por una de las familias mas poderosas de la región, montaron allí un restaurant al final de un sendero hecho con fondos estatales que conduce a la cascada. Si el negocio solo fuera la zona de refrigerio vaya y pase, el hecho es que antes de poder ver la vertiente te cobran una entrada y de esas recaudaciones el porcentaje que vuelve al pueblo es del 0%.
Y es más, el problema no solo reside en que hacen usufructo de la recaudación de la entrada si no que el cartel que lo indica esta al inicio del sendero tapado por otro gran cartel y obviamente no lo vimos, con esto paso a contar que al llegar a la puerta con nada en los bolsillos tuvimos que regresar a buscar el dinero porque ni pidiendo de rodillas nos dejaron pasar.
Después de haber ido y vuelto dos veces, de haber peleado y erizado nuestros pelos de bronca pudimos ver el Pailón…como un cuento de ciencia ficción fue como estar metido dentro de la boca de un gran dragón de agua…miedo y adrenalina a la vez.
De regreso en el pueblo conocimos a Ámbar y Juan. Ellos, artesanos y habitantes del pueblo, nos contaron de este saqueo que está viviendo la gente del lugar y de la lucha diaria por recuperar la cascada que es patrimonio de la gente local y de la humanidad.
Nos fuimos con indignación pero también felices de saber que la gente no está dormida y que sigue luchando.



El gran Pailón
La mas modesta Cascada de Latas




























Con los chicos de Rodando por América, con los que compartimos unos días...



EL MONO TRISTE DE MISAHUALLI.

Naci en el Oriente ecuatoriano cerca del Tena, en la ciudad de Misuahualli, de aquí son originarios mis padres mis abuelos y los abuelos de mis abuelos. Ellos dejaron la selva en búsqueda de un mejor futuro, pensaron que los avances de la tecnología harían que conseguir alimentos sería un trabajo menos sacrificado en la ciudad. Llegaron a aquí tras la voz que corría de que otra especie parecida a nosotros, caminantes erguidos bañados en opulencia regalaban comida en las calles. Obnubilados con esta imagen, poco a poco fuimos migrando a la ciudad y cambiando nuestros hábitos. Y resulto ser que el derroche de alimentos no fue más que restos y sobras que caían de sus manos y la necesidad se transformo en delincuencia.
Hoy somos vistos como ladrones, robamos comida para sobrevivir, ya no sabemos recolectar frutos como hacían nuestros ancestros, lo hemos desaprendido. Nuestro estomago, está enfermo de parásitos y nuestro sistema inmune debilitado, comemos dulces, harinas y frituras como lo hacen ellos.
Ellos nos miran y ríen, nos regalan caramelos que desenvolvemos con esfuerzo y ríen mucho más, a carcajadas. Nos miran de cerca, muy cerca, formando un círculo que nos encierra, hasta que asustados gritamos y ven nuestros dientes y ellos gritan con más furia y enloquecen, algunas veces también llegan a golpearnos o arrojarnos piedras.
Somos un atractivo turístico, Misahualli sin nosotros no sería lo mismo, pero ellos no ven que además de ser graciosos y simpáticos vivimos en la miseria. 
En las tiendas venden muñecos con nuestra fisonomía, que los padres compran a sus hijitos para colgarles del cuello y en la plaza principal hay un gran cartel que dice “Respete a los monos de Misahualli, ellos son la fauna local”
Este cartel invisible para los transeúntes es un objeto mas entre los juegos de la plaza los taxis y restaurantes que reciben a los visitantes. Y nosotros estamos ahí, sobreviviendo también como objetos de vidriera puestos en exposición.








































































(Los Monos de Misahualli ya no pueden ser reincorporados a la vida salvaje porque su instinto natural esta totalmente deteriorado, pero si podrían recuperarlos para que vivan en cautiverio de una forma mas digna. Sin embargo nadie en Misahualli quiere que los monos se vayan porque sin monos no hay turistas y sin turistas no hay dinero. Seguimos esperando el momento de que el hombre se de cuenta de que él mismo es el personaje mas absurdo de este gran circo, y se ría o se asuste de sus propias miserias.)


























AMAZOONICO. 

Cuando llegamos al Tena nos decepcionamos un poco, era una ciudad bulliciosa y desordenada, el calor nos aplastaba la cabeza. Para poder explorar la selva un poco mas allá la opción solo era pagar un tour disneylandesco en el cual te llevaban a conocer “comunidades originarias” probar ayahuasca con un tru-chaman y volver con la cara pintada como un indiecito parecido a los que combatían los soldaditos de plomo. Definitivamente nuestra idea NO era esa, en absoluto.
Nos sentamos en la puerta de la Gorda a esperar que le baje el calor, como siempre…porque haciendo paréntesis, sepan que sigue recalentando la muy desgraciada.
En ese lapso de descanso y desilusión conocimos a Marcos. 
Marcos trabaja en Amazoonico, una reserva de recuperación de animales que fueron confiscados al tráfico ilegal o que han sido rescatados del cautiverio.
La charla pasajera concluyo en una invitación a su casa en plena reserva. Horas mas tarde dejábamos a la Gorda a la orilla del Río Arajuno y nos embarcamos hacia el interior de la selva.
Llegamos de noche, donde la oscuridad absoluta hizo que la intriga y la imaginación se nos potencie al máximo…No vimos nada hasta el día siguiente cuando despertamos en una cama bajo un manto de tul, escuchando los ruidos de las hojas que generaban los monos y deslizándose por los arboles como un pasamanos. Ahora si por primera vez en nuestras vidas los veíamos libres y en su hábitat natural…Nos quedamos en la ventana un largo rato observando, la casa de Marcos tenia mas ventanas que paredes todas cubiertas con mosquitero lo que nos hizo pensar que ahora éramos nosotros los encerrados y que la libertad estaba afuera.

quiero llegar, quiero llegar, quiero llegar






































































Nunca habíamos visto tanta vida junta, mariposas rojas, azules, y hasta transparentes; hormigas gigantes, libélulas fucsia, caimanes, tapires, guacamayos, tortugas…y muchos bichos mas.
Cada paso que dábamos de noche con la linterna o dentro de la casa nos llenaba de preguntas de las cuales mejor no saber la respuesta, hasta que Ser inquirió: -“Hay tarántulas?”, “Si arriba hay, pero no molestan” dijo Marcos. Arriba era donde dormíamos pero se ve que el sueño fue mas fuerte que el miedo porque igual dormimos como dos marmotas.
El plato fuerte de esos días fueron unos gusanos que se crían en las hojas de la palma, llamdos Chontacuros. Se compran vivos en el mercado y se comen fritados. Marcos los comía como el manjar mas exquisito y preciado del mundo, como caramelitos, cerrando los ojos y emitiendo un mmmmm…Después de decirle unas 20 veces “eso no lo como ni en pedo” los poco convincentes (o sea nosotros) decidieron probar. Y que paso? Apenas los dientes tocaron esa carne mas suave que un moco y expidió ese juguito extraño dejamos el intento para otra vida, donde el karma nos obligue a alimentarnos así…Ahora si, gracias pero paso.

Marcos, al medio


El es Navi, un tapir que llego a la reserva en Navidad y por eso fue bautizado así...


Esta es la mejor foto de la libélula fucsia. Que difícil inmortalizar una imagen de este bicho tan veloz!

Un Sergio, último ejemplar de su especie


















































copulación























El Oriente visto desde la Gorda

























De camino a Quito pasamos por las Cavernas de Jumandy...un tenebroso recorrido por el interior de la tierra por túneles con formaciones de azufre, cascadas y lagunas internas... Estas cavernas llevan el nombre de un cacique que vivió en ellas y dio batalla a los españoles en la época de la conquista.

















































En nuestros tres meses en Ecuador que hubiésemos deseado que sean más no pasamos por LOS lugares que supuestamente eran imperdibles para quien nos daba recomendaciones. No fuimos a Montañita, la meca de la "farra" como dicen ellos, lease: drogas sexo rock&roll y un buen numero de argentinos  …y tampoco fuimos a la famosa mismísima mitad del mundo.Ahí si hubiésemos querido ir pero no pudimos…mas información en el próximo capítulo!

Abrazos grandes como la tierra!

lunes, 9 de septiembre de 2013

La Gorda Hot

La cosa fue mas o menos así…Hace 3 meses aproximadamente nos despedíamos de Yola, de Máncora y de Perú, ya era hora de cruzar a Ecuador. Hoy la capsula del tiempo nos volvió a depositar en Perú en Máncora y en la casa de Yola, como si esos 3 intensos meses nunca hubieran existido. Es raro, pero como lo “normal” tampoco tiene una definición que me convenza, digamos que es lo absurdo que nos toco vivir, y con eso nos conformamos.

(Aclaro, que estamos nuevamente en Perú por circunstancias que exceden nuestras decisiones. Ya casi con un pie en Colombia no pudimos atravesar la frontera por serios conflictos que se desataron por paros agrarios y cortes de ruta que nos impidieron seguir avanzando hacia el norte. Por eso estamos refugiados nuevamente en tierras peruanas hasta que las aguas se calmen y podamos retomar nuestro camino)






























Digamos que esos 3 meses en Ecuador que ahora parecen ficticios, sí existieron y estuvieron muy cargados de sabores y sinsabores que pasaremos a contar.
La Gordita siempre pecó de calentona y eso lo supimos siempre, pero al entrar en el nuevo país hermano, su sangre libidinosa se desató más que nunca. Seguimos de la mano de Flor, Mario y Morcilla que como contamos en el post anterior nos bancaron a morir cada vez que tuvimos que frenar por este asunto…Y no solo era la fiebre lo que aquejaba a la Gorda si no también una fatiga extrema que nos hizo sufrir cada kilómetro de cuesta.

La Gorda en uno de sus ataques fulminantes de calentura
























A cada frenada el radiador perdia control de esfinteres y La Gordita se meaba.































El fiel retrato de la Gorda agitadiiiisima que nos hizo nuestro amigo Mario. Quedara enmarcado y algún día lo colgaremos en el living con mas orgullo que un diploma.



Frenada Nro. 8.301. Foto gentileza Contigo Pan y Morcilla


























Los queremos Morcillos!































"Quiero ver a que huele este lente"

"Cantinero, otra copa por favor"

Nuestro primer destino en Ecuador fue Vilcabamba, conocido como "el pueblo de la longevidad" porque curiosamente esta habitado por muchos ancianitos que superan los 100 años. Parece que esto de estar en contacto con la naturaleza y no conocer el stress funciona...
































Los arqueóLocos


























El cerro Mandango con forma de casita.














































En Vilcabamba conocimos a Luis e Itamar, visitamos su huerta y nos fuimos con un pequeño souvenir de 15 kilos de naranja que nos obligo a comprar un exprimidor para poder liquidarlas...Gracias chicos por tanta buena onda y generosidad.


























Verdor de Vilcabamba


























Luis dijo "junten todo lo que puedan" y le hicimos caso! 

























"Tengo la leve sensación de que se están riendo de mi"

























Habiendo descartado las teorías del termostato y otras conjeturas erróneas, llegamos a la bella ciudad de Cuenca andando casi por milagro. Por eso antes de que muriera de un infarto decidimos internar a La Gorda cuanto antes. Ahí empezó un recorrido por una pasarela de mecánicos que metieron mano y bastardearon a nuestra fiel rodantera, pasando casi un mes sin tener solución alguna…Pasaban los días, pasaban las manos, caía la lluvia sin cesar, bajaba el animo y subía la preocupación a niveles insostenibles.
La palabra motor seguida de roto…es una fantasma que desde el día que decidimos viajar en vehículo nos persigue con su sábana blanca. Pero en momentos como este, hay que animarse a prender la luz, destapar el fantasma y dejarlo en bolas…Le hicimos frente a esta pesadilla aunque los primeros días solo pensábamos que iba a ser algo imposible de solucionar.
Arreglar el motor hubiese sido quimérico si no fuera por tantas manos y corazones enormes que nos ayudaron y empujaron para hacernos posible arrancar nuevamente.
Pancho, Marcel y su familia (Deisy, Noe y Sebas) nos conocieron en la calle mientras hacíamos la feria en la plaza del centro y ellos nos rescataron del sopor del laberinto que nos tenia atrapados esos días.
Pancho vivió en Argentina y su amor por nuestro país le drena por los poros...Sabe tanto de rock nacional como Maru Botana de tortas y sospechamos que en realidad nació en algún barrio porteño y la cigüeña desorientada termino dejándolo en Cuenca. El nos acompaño cada minuto y estuvo a nuestro lado siempre antes de que suene nuestro llamado.
Marcel otro fiel amigo o también mi enemigo intimo, se transformo en un hermano en plena edad del pavo, y nos peleamos pasando del enojo a la risa como un deporte de entrenamiento diario. Marcel, Deisy su mujer, y sus hijos, nos visitaron dia a dia durante todo este mes, y las frases “come Sergito” y “come Anita” se transformaron en un himno acompañado de las viandas que traían y a las que nunca pudimos negarnos. No hubo manera alguna de hacerles entender que no hacía falta que vinieran siempre con “un cariñito” comestible para ofrecernos… 
Gracias gracias y mas gracias Pancho, Marcel y familia por tanto amor.

Este niñito era hijo de uno de los mecánicos por los que pasamos y nos dejo la obra que aparece a continuación:
Pancho nos remolco de un taller a otro, esta vez fue la tercera y la vencida!
A mi izquierda: Pancho. A mi derecha: Marcel, Nola y Deisy
Pancho de invitado en casa, tocando unos temas del flaco Spinetta.
Power!


Adiós a nuestra bici querida, se convirtió en  repuestos para Gorda.

Días de aburrimiento, introspección y producción 

Hermosa hermosa Cuenca.

Marcel fue además el responsable de hacernos conocer a Wilfried…el mecánico que finalmente opero a corazón abierto a La Gordita y la salvó.
Wilfried es la poción perfecta que surge de mezclar medio alma latina y medio germana. Con sangre alemana que tiñe su pelo de rubio y sus ojos claros…el ímpetu y la rigidez de lo estricto, lo prolijo y lo tajante, sin vueltas y yendo rápido al grano hizo sus malabares y arreglo el motor. Su otra mitad la que trae desde Chile es su lado blando, gracioso y generoso… El, (o sus dos mitades) nos dio todo sin pedir nada a cambio y gracias a sus manos mágicas La Gorda esta hoy donde esta, es decir en la ruta, es decir a donde pertenece.
Por eso de nuevo un incansable gracias Wilfried, y flia por cobijarnos esos días, hacernos recuperar la esperanza y las energías gastadas, y por permitirnos seguir creyendo en la gente, en el viaje y en que siempre hay antídoto hasta para los monstruos mas oscuros.

Wilfried en plena operación.

El instrumentista quirúrgico

 Este es el local de empanadas chilenas super-riquisimas de Wilfried y Tania (su mujer), que quedaba pegadito a su taller,




























Sergio: "hoy como carne, no puedo disimular mi cara de feliz cumpleaños"


Con Tania en una feria de colectividades en su puesto de empanadas.
Tania fue estos dias otra mamá que sumamos a nuestra lista de madres postizas que el viaje nos regala.
Gracias Tania por tu dulzura y por estar en esos detalles que nos hicieron sentir en familia.



















































Cuando La Gorda estuvo lista, fuimos a hacer su prueba de fuego al Parque Nacional Cajas, la ruta es un complicado camino de montaña que sube unos 2000 mts en un tramo de menos de 50km. Si pasabamos ésta estabamos listos para seguir!
Allá fuimos en compañia de Marcel.
La caña de pescar la llevamos de paseo ya que el viento no nos permitía ni siquiera mantener los pies derechos entre paso y paso caminado.
El clima tan hostil no nos permitia ver mucho, y al cabo de un rato de luchar contra el viento y el frio extremo volvimos al calor de La Gordita que nos estaba esperando.
A pesar de no haberle sacado el jugo al parque que daba para mucho mas, volvimos felices con el semáforo en verde para dejar Cuenca después de un mes y medio de remarla sin parar.

Nuestro huésped 




El soldado Marcel



Que entretenido es pelear con vos Marcel, mas cuando no nos queda otra que quedarnos refugiados en La Gorda.



No es un muñeco de cera, soy yo con las articulaciones entumecidas de frío

En nuestro próximo post, nuestras aventuras por el oriente…la selva ecuatoriana.
Abrazos!

Entradas populares