Nosotros tenemos la alegría de nuestras alegrías y también tenemos la alegría de nuestros dolores. Porque no nos interesa la vida indolora que la civilización del consumo vende en los supermercados. Y estamos orgullosos del precio de tanto dolor que por tanto amor pagamos. Nosotros tenemos la alegría de nuestros errores, tropezones que muestran la pasión de andar y el amor al camino. Tenemos la alegría de nuestras derrotas, porque la lucha por la justicia y la belleza vale la pena también cuando se pierde. Y sobre todo, tenemos la alegría de nuestras esperanzas en plena moda del desencanto, cuando el desencanto se ha convertido en articulo de consumo masivo y universal. Nosotros seguimos creyendo en los asombrosos poderes del abrazo humano. Eduardo Galeano.

lunes, 28 de enero de 2013

Bolivia hermana

Entramos a nuestro país vecino “el día del fin del mundo”. Paradójicamente no solo no paso nada sobrenatural ni profético, sino que se abrió un mundo nuevo a nuestros pies, Bolivia nos decía HOLA por primera vez para caminar en sus entrañas.
Dejar Argentina, dejar la tierra natal, segura, conocida, fue la primer prueba de que las fronteras son solo una ilusión óptica que se desdibuja tan solo cruzándolas, y rápidamente el fantasma de lo nuevo se quito la sábana blanca.
Simplemente estando de un lado y del otro uno se da cuenta que Argentina es Bolivia y viceversa. Compartimos cultura, costumbres, raíces, formas de vestir, de comer y de hablar. Por eso, quien discrimina a nuestros hermanos bolivianos esta en forma directa discriminándose a si mismo y negando sus orígenes.

El antes y el después: De Ushuaia a la Quiaca.

















































El día de nuestra migración por Villazón fue un verdadero engorro, pero sabíamos que era un día para dedicarle a la burocracia y lo tomamos con calma. No faltaron gritos, gente enojada, filas sin forma, desorden y el ridículo personificado en los hombres de la ley que intentaban atenuar el caos en el mundo del revés, mientras muchos otros entraban y salían de un país a otro como panchos por su casa.
El trámite duró la eternidad de algunas cuantas horas hasta quela Quiaca quedo detrás del marco de cemento que separa los dos países. Ya estábamos del otro lado…
Villazon es el supermarket fronterizo y no obviando dicha oportunidad hicimos algunas compras pertinentes. Un bidón GRANDE para el agua potable que NUNCA debe faltar y un bidón MAS GRANDE para la nafta, puesto que ya estábamos advertidos que cargar nafta en Bolivia nos iba a salir muuuy caro (el precio para patentes extranjeras es el triple que para la gente local).
Esto nos da pie para desarrollar las siguientes teorías:

VERDADERO Y FALSO DE BOLIVIA:

” Si tomas agua de la canilla te agarra cólera y te morís!”  FALSO
Hace ya un mes y medio que estamos aquí y hemos tomado agua de todas las canillas existentes, de bares, hoteles, estaciones de tren y baños públicos. Quien escribe y su compañero están en perfecto estado de salud.
Es verdad que las condiciones de higiene no son las óptimas, pero entendimos que no hace falta viajar dentro de una burbuja esterilizada, ni bebiendo solo agua comprada mineral de manantial.

“La nafta sale 9,72 para patente extranjera y 3,72 para locales”  VERDADERO
Peeero: No hemos cargado nafta a precio extranjero ni una sola vez. La ley es muy confusa y cada cual cobra lo que le da la gana. Siempre nos tomamos el tiempo de explicar nuestro viaje, cómo viajamos y a dónde vamos, casi siempre nos cobran un poquito más que a los locales pero charlando siempre llegamos a buenos acuerdos.

“El cliente siempre tiene la razón, como en Argentina” FALSO
Aquí,  gente como yo, vueltera, indecisa y minuciosa a la hora de comprar, está liquidada.
La practicidad es una regla rigurosa a la hora de comprar y eso hay que aprenderlo.
Si queres 200 gramos te llevas un kilo, si queres medio kilo te llevas un kilo. Si queres el color rojo, te llevas el verde porque es el que está mas a mano. Si no nombras y pedís específicamente el producto a comprar aunque lo estés viendo con tus propios ojos y señalándolo con el dedo índice, simplemente te dicen “aca no hay” o directamente “eso aca no existe”…
Los mercados resuenan a la voz de: “que va a llevar” cada vez que nuestros ojos se posan en algún producto callejero y el “estoy mirando” no es muy bien recibido. Ir a un mercado a mirar, aquí es una real pérdida de tiempo.
Quizás suene a critica lo dicho anteriormente, pero hemos aprendido a comprar a la forma boliviana y eso nos ha vuelto algo mas prácticos, o digamos, menos rompepelotas de lo que éramos habitualmente.
Aprendimos que al mercado se va a comprar y si no va a llevar nada, que pase el que sigue!

“Bolivia es un país muy sucio” VERDADERO
Pero no más que nuestras propias calles. La basura abunda y es una triste realidad, pero no solo de basura está hecha Bolivia. Quien pretende hablar solo de la mugre en Bolivia de manera peyorativa es porque no ha conocido su otro lado maravilloso, y porque además, antes de criticar al de al lado no ha visto que Argentina sufre del mismo virus.

“En Bolivia la gente te discrimina por venir de afuera” FALSO
Ya lo hemos comentado con anterioridad, gente con cara de perro hay en todos lados, pero sinceramente nos hemos sentido muy bien recibidos desde el primer momento.
La mayoría de las veces los contactos fueron afectuosos y con mucho respeto.
El boliviano es un pueblo que habla en voz baja y que se muestra desde un lugar sumiso o retraído  y eso a veces puede confundirse con resentimiento o desprecio. Pero es imposible sacar de contexto estas características sin pensar en los  siglos de opresión, de saqueo y de agresión que han sufrido en manos de los países más poderosos del mundo. Es un país herido y esa historia que lastima hoy en día sigue a flor de piel.
Nos han dicho “gringos” en muchas oportunidades, nos confunden a menudo y nos damos cuenta,  aun más en los pueblos más reducidos donde las raíces nativas siguen muy vigentes, que el hombre blanco sigue siendo una amenaza latente.
Para nosotros la importancia de llegar, de permanecer en los lugares y poder entablar relaciones humanas es lo que nos nutre y nos deja la alegría de que ellos y nosotros entendamos que tenemos mucho en común y que podemos respetarnos.

"Las rutas de Bolivia son un desastre" FALSO
No se donde están las rutas tan temibles.¿ Usted las ha visto? Nosotros no.
Probablemente haya míticas rutas de ripio en Bolivia como nosotros tenemos la 40, que dicho sea de paso cada día está más asfaltada. Pero queremos romper con este prejuicio ya que TODAS las rutas que hemos transitado en Bolivia están en excelente estado.
Algunas son muy nuevas y las voces que corren desactualizadas siguen difundiendo la teoría de que Bolivia es altamente intransitable. Por eso, que se sepa: las carreteras bolivianas son de envidiar.
No podemos decir lo mismo de sus conductores que son bastante kamikazes en los caminos de montaña y pasan sin pedir permiso en cuestas y curvas al mejor estilo “soy inmortal”.


“Si vas a Bolivia en época de lluvias, te va a arrastrar un alud!”  FALSO
Nosotros mismos nos llenamos la boca durante largos meses diciendo que ni locos veníamos a Bolivia en época de lluvias, ya que era peligrosisisimooo! Aquí estamos señores y señoras, pleno Enero y esperando Febrero con su otro tanto de lluvia.

Las goteras han sido nuestra pesadilla desde que el agua nos acompaña a diario, pero no más que eso. Dormir con una olla al lado de la cabeza no se lo deseamos a nadie pero dista bastante de quedar enterrado bajo un mar de barro…






Una de las tantas veces que la gorda dijo "acá me quedo, tengo calor"


























Moderno sistema de refrigeración de motor



POTOSI “La vaca lechera del mundo”

Llegamos a Potosi para la navidad, pasamos noche buena en la plaza. Los dos solos, como espectadores por primera vez de una noche buena con frio y en un lugar ajeno al que estábamos acostumbrados. Sin sidra, sin vitel toné y sin fuegos artificiales. 

Llegamos a la ciudad que se jacta de ser “la mas alta del mundo” y junto con su altura, los mareos y los pasos agitados nos dieron la bienvenida. La felicidad de haber llegado hasta ahí con la Gorda, la misma con la que no podíamos ni dar vuelta a la esquina hace un año atrás fue el mejor regalo que Santa nos pudo traer en el no-arbolito.

Allí conocimos a Juan Carlos, que orgulloso de ser potosino también sabe bien la historia del lugar que lo vio nacer. Él nos dijo con ojos de dolor que su ciudad había sido “la vaca lechera del mundo”. Una de las ciudades más ricas del planeta, donde las calles, los balcones y hasta las herraduras de los caballos relucían de plata. La ciudad que hoy desnuda de pobreza sigue siendo exprimida desde su Cerro Rico. Donde la minería aun es la condena a muerte prematura para los que la conocen por dentro. Como el primo de Juan Carlos, que nos cuenta: “Mi primo es minero, tiene mi edad, 38 años. Ya no es como antes, ahora los mineros ganan buenos sueldos, pero ¿para que le sirve la plata? Mi primo ya esta retirado, pero no pude disfrutar de lo que juntó estos años. Esta gastando toda su fortuna en curar su silicosis y el cuerpo no le da para nada” (la silicosis es  una enfermedad conocida también como “el mal del minero”, produce una degeneración de los órganos por aspiración de sílice, un mineral que emana la mina).
Hasta donde pudimos saber la historia ha cambiado mucho y la mayor parte de las compañías que en la actualidad explotan la mina son cooperativas nacionales.
Sin embargo los siglos de saqueo ilimitado son el reflejo de lo que hoy Potosí representa.
Es una de las tantas pruebas ante los ojos de todos del modelo de mundo que tenemos hoy en día. Y es la obviedad de por quéLatinoamérica fue y sigue siendo una canilla abierta que alimenta a los piratas que hoy se hacen  llamar “primer mundo”.






“…las regiones hoy día mas signadas por el subdesarrollo y la pobreza son aquellas que en el pasado han tenido lazos más estrechos con la metrópoli y han disfrutado períodos de auge. Son las regiones que fueron las mayores productoras de bienes exportados hacia Europa y posteriormente, hacia Estados Unidos“….”Aquella sociedad potosina, enferma de ostentación y despilfarro, sólo dejó a Bolivia la vaga memoria de sus esplendores, las ruinas de sus templos y palacios, y ocho millones de cadáveres de indios”….”Desterrados en su propia tierra, condenados al éxodo eterno, los indígenas de América Latina fueron empujados hacia las zonas más pobres, las montañas áridas o el fondo de los desiertos, a medida que se extendía la frontera de la civilización dominante. Los indios han padecido y padecen – síntesis del drama de toda América Latina – la maldición de su propia riqueza”

Eduardo Galeano – Las venas abiertas de América Latina.




























Postal boliviana


Esta señora a pura cara de perro daba un vistazo por la ventana de su casa.














































Otra señal de la globalizaciòn: Un festival del "baile del caballo" en el que participaron al rededor de 50 personas. Cada uno de los competidores bailo el tema COMPLETO. Estabamos estacionados en la plaza donde se desarrollo el evento, por lo que escuchamos el bendito tema por horas y en continuado...Hemos sobrevivido a la tortura...



UYUNI, el salar x 2.

Salimos de Buenos Aires con varios chips a desactivar. El primero fue uno repetido por nosotros hasta el hartazgo y que ya dijimos en el verdadero o falso: “Queremos irnos antes de que empiece la etapa de lluvias en Bolivia, porque puede ser muy peligroso”.
El segundo chip que desactivamos fue: “No vamos a entrar al salar con la camioneta, seguro se rompe toda y no anda nunca más”.
Nuestra primer pasada por el salar, respondiendo al segundo chip que aun estaba activado, fue en un tour contratado de un día. La verdad no es nuestro estilo contratar nada turístico, pero sabiendo que estábamos ahí y que era casi la única forma de adentrarnos en el desierto blanco cedimos a la oferta popular.
Al día siguiente de hacer el tour desabrido conocimos a Moisés, dueño de un hotel de sal ecológico cerca del volcán Tunupa en medio del salar.Nos conto su historia de vida, de la cual está escribiendo un libro. Es un luchador empedernido que pasó de vivir en la calle en la total miseria a reconstruirse de a poco. Se sintió feliz de conocernos y de saber de nuestro viaje al punto que nos invito a pasar año nuevo en su hotel a cambio de nada.
La oferta nos emociono al instante y después de charlarlo un poco decidimos ir. La aventura implicaba adentrarnos 90km en el salar con la camioneta.
Solos no nos animábamos y arreglamos seguir a uno de sus choferes que nos esperaría en la entrada del salar para guiarnos.
El hombre nunca apareció, o quizás nos desencontramos. El hecho es que estábamos ahí ante la planicie de sal, solos, con un miedo que nos erizaba la piel como nunca. La garganta se nos puso seca y la indecisión subía nuestra  adrenalina a niveles desconocidos. Estuvimos a punto de animarnos pero el instinto de superviviencia esta vez fue más fuerte que la sed de aventura. Cabe contar que el día anterior habíamos visto llegar a la comisaria local a 4 turistas que habían estado perdidos durante dos días en la zona del volcán, el chofer que los llevaba aun estaba desaparecido… Esta noticia también nos condicionaba bastante y alimentó mas el miedo.
Estuvimos parados casi durante una hora sin saber que hacer. Ya estábamos ahí, pisando la sal…y la decisión fue entrar pero solo un poquito…Anduvimos unos kilometros y jugamos como niños por un rato para luego regresar a tierra segura.
Volvimos frustrados con el reproche propio de no habernos animado a seguir, a pesar de saber que el peligro era mucho.
Llamamos a Moises para disculparnos y explicarle porque no iríamos y nos atendió su mujer que nos dijo “Por algo no tenía que ser”. Yo no creo mucho en eso, pero creo que esta vez fue la excepción a la regla.
Nos sentíamos solos, con ganas recibir con alguien más el nuevo año que estaba por empezar, y  las ganas de compartir trajeron lo que necesitábamos ese mismo día…

























Las típicas fotos que los típicos turistas sacan en los lugares típicos, como este...pero que divertido es!




























Lo que pasa cuando las conexiones a internet escasean...

se armó la feria!



























Una llamita bebé y sus amigas ovejas 


VIAJAR EN CARAVANA CON UN CINE CALLEJERO, EMPIEZA UNA ETAPA NUEVA.

Otra vez en el pueblo de Uyuni con la angustia de la aventura frustrada salimos a dar la vuelta del perro para disipar malas ondas. Hicimos unos pasos y vimos un camión que decía “Cine comunitario documental y social, cine de la calle”…
Nos acercamos y así conocimos a Santiago y Lana. Ellos con su camión y su perro Oliverio viajan hace más de dos años desde Ushuaia hacia el norte proyectando cine en las plazas de los pueblos. Desde ese día hasta hoy, ya hace más de un mes, estamos compartiendo caminos junto a ellos. Aprendiendo, observando…viendo como otros quieren y pueden vivir de otra manera.
El compromiso social y el amor por la vida se refleja no solo en los contenidos de las películas que eligen mostrar sino también en su forma de ser. Hemos aprendido de ellos a ser mas sustentables, a retomar nuestros hábitos de reciclaje, a compartir, a ser más solidarios y más tolerantes.
Estamos agradecidos de poder compartir su proyecto de llevar cultura a todas partes llegando a lugares impensados y generando asombro y reflexión en la gente, para que el paso por esta tierra deje una huella para un mundo más justo.































Así nos encontró el año nuevo...Nuestra familia postiza fué, de izqierda a derecha: Sam, Christopher, Jorge, Oliverio, Loló, Sergio, Lana, Santiago y yo. Acampamos en una llanura camino al salar, entre vicuñas y estrellas, lejos del ruido y la ciudad.


Un atardecer donde el silencio es tan hermoso que llena cualquier vacío...

























En Tarapaya existe este lugar llamado Ojo del Inca, oasis de agua termal en medio de las montañas...no es el paraíso  pero se le parece...
está calientita!!



Hay locos mas locos que nosotros viajando en cosas como ésta.

A veces Oliverio viene de visita a dormir la siesta bajo la mesa.

Lana, jugando a las malabares.

Esta es nuestra nueva compañera de viaje, una vieja bicicleta inglesa que encontramos en una chatarreria. Ella, oxidada pero agradecida de que la hayamos rescatado, dice estar feliz de haber vuelto a la vida.




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