Nosotros tenemos la alegría de nuestras alegrías y también tenemos la alegría de nuestros dolores. Porque no nos interesa la vida indolora que la civilización del consumo vende en los supermercados. Y estamos orgullosos del precio de tanto dolor que por tanto amor pagamos. Nosotros tenemos la alegría de nuestros errores, tropezones que muestran la pasión de andar y el amor al camino. Tenemos la alegría de nuestras derrotas, porque la lucha por la justicia y la belleza vale la pena también cuando se pierde. Y sobre todo, tenemos la alegría de nuestras esperanzas en plena moda del desencanto, cuando el desencanto se ha convertido en articulo de consumo masivo y universal. Nosotros seguimos creyendo en los asombrosos poderes del abrazo humano. Eduardo Galeano.

viernes, 28 de febrero de 2014

Peligro! Usted está en Colombia.

Colombia carga con una mochila más grande que la de cualquier mochilero, y esa mochila es el estigma que le ha dejado su reciente pasado, la de ser una tierra extremadamente peligrosa de atravesar. Así como decir “argentino” fuera de nuestro país es solo sinónimo de Maradona-Che y Boludo, decir “colombiano” es igual que “Pablo Escobar, Drogas y Café”… Eso, que son los clichés que cada país tiene, no es que no sean ciertos, pero son solo una etiqueta que llevamos pegada en la frente cuando cada uno de nosotros salimos al mundo. Por eso una vez más, creemos certero insistir en apagar la tele un rato, no darle de comer tanto a la industria del miedo y salir a ver qué es tan cierto de todo esto, para descubrir que un país es infinitamente más rico que unas escasas palabras, y que delante de ese pasado macabro hay una sociedad entera que le fluye amor, hospitalidad y una sangre calurosamente latina por las venas. Colombia es para el mundo como se dice por aquí una “zona caliente” haciendo alusión a lo caliente como un país peligroso y denso, donde si querés ver que hay de bueno mejor hacerlo en avión y con las excursiones pre-pagas. Y si bien es cierto que Colombia es un país muy militarizado, que hemos cruzado soldados armados hasta los dientes, que vimos tanques de guerra en la ruta estacionados como trofeos, que las FARC aun resisten escondidas en los montes y que la droga sigue drenando desde sus entrañas, a pesar de todo esto fue el país donde más tiempo pasamos y donde lo más “caliente” que sentimos fue el calor de su gente. Queríamos decir esto antes de contar por qué no entramos a Colombia cuando realmente quisimos, para que se entienda que no fue por una cuestión de prejuicio si no solo por la seguridad de nuestro viaje y nuestra integridad física… Y si en vez de Colombia el país en juego hubiera sido otro hubiésemos actuado de la misma manera. He aquí la explicación de lo sucedido:


REWIND, POR QUÉ RETROCEDIMOS.

Cuando se hizo la hora de entrar a Colombia, ya eran pocos los días que nos quedaban de permiso para permanecer en Ecuador. En esos días comenzamos a escuchar que habían iniciado en Colombia un paro agrario con una fuerte adhesión de otros sectores. Los reclamos totalmente legítimos los cuales apoyamos desde un principio no dejaron de ser en algunos casos violentos. Hubo cortes de rutas de casi un mes donde las diferentes fuerzas militares, paramilitares y hasta las FARC estuvieron presentes para sacar su tajada…Por eso si bien el origen de la lucha nos pareció mas que justa atravesar las rutas en un momento tan caldeado era una locura. 
Durante algunos días, pedimos ayuda desesperadamente en varios organismos migratorios y aduaneros de Ecuador para que nos permitieran extendernos el permiso para quedarnos en su país hasta que finalice el conflicto, pero lo único que logramos fue sentirnos como una pelota que rebotaba de un lado a otro y perder soberanamente el tiempo. Quedamos atrapados entre un país y otro sin tener mucho que hacer. (Aclaramos que Ecuador es el único país de sudamerica que nos permite permanecer solo 3 meses anuales sin opción a renovar la estadía)
Fue así como finalmente recurrimos a la única posibilidad que nos quedaba en lista, que era volvernos a Perú hasta que pase el temporal…para luego con los poquitos días restantes que nos quedaban poder volver a travesar Ecuador.
Y como dicen que no hay mal que por bien no venga, cruzamos Ecuador hacia el sur como un relámpago y dos días después ya estábamos nuevamente en casa de la bella Yola, quien nos había recibido la primera vez en su casa en Máncora. Los que no leyeron esta anterior experiencia pueden leerla aquí: "La hora del mar"
Yola una vez más nos recibió tan maternalmente que nos hizo olvidar un poco el disgusto que habíamos vivido y el colapso psicológico que implico volver hacia atrás un país entero.
Fueron 15 días que estuvimos como en un limbo sin entender mucho el flash-back viajero. Pero de todos modos los disfrutamos…y por suerte como siempre en compañía de nuestros Morcillos (Mario Flor y Morci) y los Wiphay (Pablito y Flor) que tuvieron que hacer la misma travesía.


Yola en plena acción ampliando su casa.

Fue un placer volver a verte querida Yola. Nuevamente GRACIASGRACIASGRACIAS por todo.




Pasatiempo de los niños en la palya de Máncora

Conocimos a una pareja de viajeros que hacen bambucicletas (bicis de bambu).
Algún día tendremos un ejemplar de este genial invento.

Libre es quien puede tender la ropa en su vereda!

Lo mas lindo de volver al menos para mi, fue reencontarnos con Blanquita, la perrita que en nuestra primera estadía en Mancora habíamos recuperado de la calle. Fue emocionante volver a verla, saber que esta bien y que su nueva familia la ama. Esta es la foto del antes y el después.

El faro de Máncora





























DE TINTICO EN TINTICO

Cuando pasó el conflicto y decidimos al fin entrar a Colombia lo hicimos también en caravana, una casi tan grande como el encuentro de Quito un mes antes. 
Nos pareció bueno ir acompañados ya que estábamos entrando en un país donde la disconformidad social todavía se sentía latente (de hecho poco tiempo después volvieron a tomarse las mimas rutas que transitamos).
Dado a la velocidad con la que volvimos a atravesar Ecuador no nos dio tiempo para pasar por la “mitad del mundo” donde pasa la línea de latitud cero, para comprobar si realmente ahí el huevo se para y el agua del inodoro gira en contra de las agujas del reloj… eso queda en deuda para otra ocasión.
Al primer pueblo que llegamos dentro de Colombia fue El Encano cerquita de Pasto donde luego nos enteramos que también era zona “caliente” de las FARC, Pero que fue lo que vivimos? Nada de secuestros ni disparos, la gente del pueblo nos recibió como reyes, casi simultáneamente mientras que abríamos las puertas de La Gorda nos estaban ofreciendo nuestro primer “tinto” colombiano, que no es precisamente el resultado de la uva fermentada mas alcohol como lo conocemos nosotros si no simplemente un rico café…
Desde ese primer tintico hasta hoy hemos recolectado decenas de tacitas de café y agua panela y en cada una de ellas una hermosa historia.
Bienvenidos a Colombia!

































Durante los días en el pueblo nuestros amigos Flor y Pablo los "Wiphay circo sobre ruedas" dieron una función en la escuelita local. Tuvimos el placer de verlos en acción por primera vez y de disfrutar tanto de las sonrisas propias como de las de cada chico presente. Él es "Papu"


Y ella "Pupolina"


La imponente iglesia de Lajas incrustada en la montaña






































Herejes



SIGUIENDO EL AROMA DEL CAFÉ

Como en los dibujos animados, cuando un personaje se siente atraído por un rico olorcito y se va flotando tras el, de ese modo recorrimos los verdes e intensos caminos del eje cafetero.
Nuestro paso por esta región de cafetales fue más rápido de lo que hubiésemos deseado, y eso fue luego causa de un poco de arrepentimiento, pero bueno, quizás sea a futuro una buena excusa para regresar. De allí nos llevamos la belleza de sus valles regados del más puro café, y como siempre mil imágenes para el recuerdo y algunas para compartir:


A veces tengo la alucinación de que el mundo es perfecto








































La magia de Salento, el pueblo de mil colores






Este es el Valle de Cocora donde crecen estas extrañas palmeras que pueden alcanzar los 80 metros de altura




Dramatización de la palmera, opciones varias.



El parque alberga una reserva de colibríes de distintas especies.









Guillermo vive en Pereira  es dueño de esta parrilla, y fue muy valiente en invitar a este grupo de argentinos abstemios de asado a sentarse a su mesa..Gracias Guillermo por tu generosidad!





TIERRA PAISA

Medellín es para el que no lo sabe la tierra “paisa” por excelencia. ¿Y que es “paisa”? Es justamente el apodo que se le da a la gente de esta región, título que llevan orgullosos por ser según ellos mismos, los mas hospitalarios alegres y sociables de todo Colombia. Creemos que un poco se han hecho la fama por tanto autobombo y exceso de vanidad, pero otro poco es porque realmente son gente fuera de serie.
Nosotros, ambos, venimos de una educación donde pedir ayuda o no ser autosuficiente no está muy bien visto, y aceptar los ofrecimientos ajenos es sinónimo de causar una molestia. Pero en viaje, el “no gracias” cada vez tiene menos espacio y hemos aprendido que cuando el otro quiere ayudarnos y brindarnos lo que sea, desde un vaso de agua hasta un lugar en su hogar es simplemente una demostración de afecto y negarlo es rechazar esa puerta que se abre…por eso de a poco estamos aprendiendo a dejarnos ayudar, y a decir “si gracias” es decir a dejarnos querer.
Así fue en Medellin, donde estuvimos 15 días estacionados dentro de un hermoso parque deportivo que parecía diseñado para nosotros, con zonas verdes enormes, duchas, wi-fi y seguridad 24 hs. En este tiempo se nos acerco mucha gente que ante nuestra mínima inquietud nos llevo prácticamente de la mano hasta el lugar solicitado, nos ofrecieron su casa, su número de teléfono y hasta la ropa que llevaban puesta (esto es verídico) a los pocos minutos de habernos conocido. 





El metro cable es un medio de transporte público y es una conección mas del metro terrestre que une distintas partes de la ciudad alejadas por los desniveles de altura.





UN MUNDO GORDO

Además de ser un lugar donde nos sentimos muy a gusto, Medellin es una ciudad con mucho arte, donde nació su pintor y escultor contemporáneo más destacado Fernando Botero. Él dice que no pinta “gordos” si no siluetas donde resalta la sensualidad y la belleza exagerando su volumen… puede que sea así, más si el mismo artista lo dice, pero entre nosotros…para mi siguen siendo gordos.  La Gorda opina lo mismo y tenemos ciertas sospechas de que ella misma se escapo de alguno de sus obesos cuadros.



























Medellín, tierra paisa, tierra de la eterna primavera, donde murió Gardel y el tango se siente en las calles como en cada adoquín porteño, sos prima lejana de Buenos Aires y te hiciste querer…








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